lunes

Sol en Noruega


De las cosas que me gustan de Wittgenstein es que siempre fue honesto con él. En realidad creo que es lo que mas me gusta.
En uno de sus libros cuenta que quería ser poeta, pero que sabía que le faltaba talento. Además de querer ser músico, como su hermano; fue un poco músico. Había sido ingeniero. De hecho, inventó algo relativo a las turbinas, ademas de diseñar y construir una casa para su hermana.
Se fue a Rusia, se fue a Noruega, se fue a Irlanda. Si sos un intérprete de Wittgenstein tenés que decir que el tipo se fue a pensar. Tenés que poner que fue una especie de reclusión planificada para construir grandes ideas. No se, creo que le pareció irse y se fue.
Siempre hizo eso. Aceptó y renunció a la academia varias veces. Fue voluntario en las dos guerras mundiales, sin decir mucho. Aborreciendo todo quizás.
Cuando leo sus cosas sucede que me incomoda. Me incomoda porque en cierta forma, quisiera eso, estar en ese lugar de tranquilidad.
Como David Bowie. Siempre hizo cosas según sus deseos. Grabó unos 30 discos de estudio, unos 15 discos en vivo. Filmó unas 15 películas, tocó el saxo, hizo producciones y arreglos. Desde hace unos años se dedica al arte visual también.
Le preguntaban a Bowie:

(Periodista) — ¿Tiene idea de quién le escucha a estas alturas?
(Bowie) — No lo pienso, no lo sé. Cuando compongo un tema pienso en qué es lo que me gustaría a mí; es lo que he hecho siempre. Si trato de gustar a otra gente, si me engaño a mí mismo, lo más seguro es que acabe en un callejón sin salida y tenga la tentación de retirarme, como ya me ocurrió una vez en el pasado. Creo que un artista ha de ser siempre fiel a los dictados de su corazón. Ahora mismo, la verdad, me siento muy a gusto en mi pellejo.

Es raro. Lo veo haciendo y deshaciendo a gusto y placer. Digo que es raro, porque me parece que no hay un plan, que simplemente hay acción. No es tan raro en verdad.
Como Terry Gilliam. Gilliam es capaz de filmar cosas terribles, cosas delirantes, cursis, dramas bien yanquis. En una nota que le hacen a Gilliam dice:

(Periodista) — Muchos le acusan de no saber hacer una película “normal”
(Gilliam) — Las que hago reflejan mi visión del mundo. Lo que sí pretendo es provocar una reacción en el espectador, del tipo que sea, lo que sea con tal de no dejarlos indiferentes. No me preocupa ser un incomprendido. Me gusta hacer un cine a partir de buenas ideas, películas que sirvan de alimento.”

La imagen de Wittgenstein es la de alguien moviéndose. En búsqueda. Su manera de hacer me resulta mucho más actual que la de muchos filósofos contemporáneos. Tuvo una vida complicada, pero cuando pienso en eso, se que también tuvo la tranquilidad de haber hecho. La tranquilidad se trata de sabernos en acción. La imagen que tengo de estos tres tipos es sonriendo.
Si sos un interprete de Wittgenstein tenés que explicar el paso de su llamada primera filosofía a la llamada segunda filosofía. O, en todo caso, explicar líneas de continuidad entre una u otra. O, señalar que existieron tres periodos, incluyendo una transición. Podes compilar bibliografía y tener razón con cualquiera de las tres.
Imaginen esto. Imaginen a alguien tirando ideas a la mesa todo el tiempo, sacando, imaginando, creando, pensando.
Igual sucede con sus llamadas influencias. Cambios, explicaciones, reencuentros, abandonos. Se me ocurre que mucho de todo eso fue más viseral que intelectual.
A mi me da la sensación de que el tipo hacía. Pensaba cosas, las decía, las escribía, las corregía, las cambiaba. Todo orgánicamente, sin reparar demasiado en eso.
Creo que por eso me resulta actual. Porque no intentaba construir un personaje. Porque se le ocurrían cosas y daba vueltas con eso. Porque fue capaz de estar donde tuvo ganas.
La foto no es en Noruega, es en Francia.