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Herramientas para pensar la periferia

Herramientas para pensar la periferia


Afuera o adentro. Centro o periferia.

Las posibilidades de plantear esta relación son infinitas y dependerá de cada caso a considerar: interior – capital, centro – barrio, países desarrollados – sub desarrollados, etc. Una vez determinado el tipo de periferia, ésta se multiplica según el ángulo y la temática que queremos pensar.
Si pensamos en una periferia geográfica por ejemplo, estaremos ubicándonos en el mapa desde un lugar. Esta periferia geográfica obviamente tiene componentes políticos que se suman y que hacen más complejo el panorama. Periferia geo-política que también tiene consecuencias económicas, presupuestarias, de recursos. Es decir, si nos ubicamos en el espacio y en el tiempo, somos seres periféricos en varios de los aspectos que podamos imaginar.
Artistas, gestores, productores, gente que piensa. Productores y gestores de contenido en situación periférica. Pero porque no pensar también: gestores y productores de contenido periférico. La periferia puede pensarse de varias maneras. Dos formas son las habituales. Una, como lugar de perdida. Lejos del centro, marginalidad negativa, un espacio de carencias y de limitaciones. Otro, un lugar de aperturas, de posibilidades, de libertad. Un compositor cordobés contaba una anécdota. En un festival de música electroacústica le dijeron una frase que lo dejó pensando: “Ustedes (los sudamericanos en este caso) tienen suerte. Pueden ser salvajes todavía”. Aquella periferia otorgaba una posibilidad, un valor, un espacio de creatividad a explotar, un lugar aun virgen para la conquista y la experimentación.
Esto significa que si somos periféricos, lo seamos. Es decir, utilizar de manera positiva ese lugar específico, sea un lugar adoptado o un lugar heredado. Desde la periferia hay problemáticas artísticas periféricas, condiciones de producción periféricas, destinatarios periféricos. Esa panorama puede volverse desalentador todo el tiempo. Pero a la vez nos ubica en un lugar de creatividad y de posibilidades muy rico. Intentaremos hacer aportes para pensar a la periferia desde un lugar positivo.


Lugar y pertenencia

Chantall Maillard piensa a la pertenencia desde lo que llama Ecología. En primer lugar, desde la designación de lo propio, no como un lugar de supresiones sino como un lugar abierto. Segundo, como una defensa de la multiplicidad, de la heterogeneidad. La defensa de esa “ecología” de contenidos, de voces, es lo que a Maillard la motiva a pensar la pertenencia y al hábitat desde un enfoque muy rico: “El medio no es tan simplemente esa naturaleza externa en la que nos hacemos un hueco al que denominamos territorio. El medio nos hace de la misma manera que lo hacemos a él (…) El lugar propio no nos pertenece sino que es la apertura de un espacio” .
Pensar al lugar con estos elementos nos ayuda a resignificar a la periferia. Por un lado, un lugar al que podemos construir y modificar, que nos pertenece y a la vez nos es ajeno, del cual heredamos cosas y en el cual podemos alterar y aportar otras nuevas. Por otro lado, un espacio de heterogeneidad y multiplicidad emergente, un lugar donde aquella ecología de contenidos puede suceder de manera natural y fluida. Y cuidar ese “medio ambiente” periférico implica conservar las condiciones de posibilidad de que surjan esos contenidos.
Tomemos el caso por ejemplo del jazz. Nacido en barrios periféricos, de ciudades periféricas, de origen negro (periférico y marginal para los EEUU de fines de siglo XIX), del sur de Estados Unidos (periférico en su época con respecto al norte).
Si el jazz tiene una característica fundamental es su apertura y su multivocidad. También su multiplicidad de influencias, ya que durante su nacimiento y gestación fue tomando elementos de diversos géneros y estilos, y se fue nutriendo de componentes muy diferentes. Pensemos entonces en las condiciones periféricas en las que surgió. Periferia geo-política, periferia económico-social, periferia antropológica (al menos para el discurso dominante de la época y porque no contemporáneo), destinatarios periféricos, problemáticas y contenidos periféricos. La relación del medio, del lugar, con sus actores, es el elemento distintivo de su nacimiento y posterior desarrollo.
El “ambiente” hizo posible un género tan complejo y fue determinante en su nacimiento y desarrollo. Con esto no se quiere decir que la periferia es la que hace posible todo desarrollo de contenidos, o que es el lugar más valioso para producir o pensar. Simplemente, que es un lugar más y que sus condiciones y sus características si bien pueden aparecernos desventajosas, son en definitivas un espacio mas desde donde pueden germinar ideas, objetos, sonidos, imágenes. No solo eso, sino que conserva algunos valores positivos, tales como la apertura, la multivocidad y multiplicidad de sus contenidos y su expansión.


Conceptos y categorías

Si existe una periferia es porque hay un centro. Si las ideas periféricas tienen una característica es porque existe una caracterización de las ideas centrales también. Pensado de esta manera, es facil llegar a la conclusión de que las ideas no-periféricas nos evocan lo establecido, lo dado.
Muchas de nuestras categorías de análisis, nuestros conceptos, provienen de un espacio central, no periférico. Por lo tanto, cuando nos enfrentamos a nuevas ideas provenientes de otro lugar nos cuesta adaptarnos a ellas, asimilarlas. Lo periférico es lo que está en las márgenes, en los bordes, en el límite.
Buscando herramientas para pensar la periferia se nos presenta esta idea: la idea de conceptos, de categorías, que emergen desde la periferia y se desparraman hacia todos lados. Si antes vimos como un contenido nacía de la periferia y se expandía (el caso del jazz), ahora podemos pensar categorías de análisis, conceptos para pensar, que emerjan de la periferia y sirvan para entender, catalogar, clasificar, etc. Conceptos y categorías que expliquen y sean útiles a la realidad periférica. Pondremos un caso como ejemplo, donde las categorías establecidas son poco útiles para una caracterización, y deben crearse o aprenderse otras nuevas.
Adriana Gonzalo y Daniel Blanco cuentan que, cuando los naturalistas jesuitas llegaron al litoral argentino se encontraron con varios “problemas” de clasificación de la flora y la fauna del lugar .
Primero tenemos que decir (y además los autores lo señalan), que sus presupuestos de abordaje eran bastante claros, e influían de manera directa en la clasificación:
a) creían en un mundo creado: Dios había dado origen a todas las especies
b) creían en el escencialismo: mas allá de las multiplicidades, existía algo común que los unificaba (en algún sentido)
Claramente el mundo de los jesuitas es el mundo céntrico, y el mundo de los litoraleños argentinos el mundo periférico.
Sucedió que al abordar la clasificación de animales que les eran extraños, procedían como lo señala Guber: “El subproducto de esta creencia es forzar los datos hacia modelos clasificatorios y explicativos, realizando traducciones aventuradas ”.
La aproximación al mundo natural litoraleño se produjo de manera conceptualmente invasiva. Las herramientas descriptivas de los jesuitas forzaron el ambiente, para que la clasificación pudiese ser acorde a lo conocido, una apropiación total y sin posibilidad al diálogo.
Por ejemplo, en la búsqueda de la clasificación de la iguana, los investigadores dicen: “Hay muchos lagartos, muchas culebras de río y tierra. También se describe una especie de serpiente o animal llamado y…u…ana. Este es un animal terrestre o de agua, feo, de espantosa vista, grande y de cuatro pies”. Al carpincho lo llaman “cerdo marino”, y bajo esa denominación (cerdo) entran varios animales, el tapir, el pecarí. También bajo la denominación de “tigre” son clasificadas varias especies como el puma, el (gato) onza, el yaguareté.
Es cierto que pedir una absoluta pureza interpretativa y comprensiva por parte de los investigadores jesuitas, es tal vez, un ideal. Pero es visible en este caso, como las taxonomías son forzosas. Los resultados de la observación son llevados hacia los cajones preconcebidos de los investigadores, y acomodados (cuando no forzados) en ellos, sin tener en cuenta la realidad ajena del entorno.
Si cuando abordamos un “otro” lo hacemos desde nuestro rígido aparato conceptual, los resultados pueden resultar distorsivos, cuando no completamente diferentes a los que pretendíamos comprender, describir, clasificar, etc. Aunque, y a esto debemos pensarlo también, es imposible que no hagamos un abordaje impuro, con un pasado conceptual, sin un punto de vista preconcebido.
Categorías periféricas que sirvan para pensar lo periférico. Conceptos que sin herencia céntrica sirvan para hablar de lo periférico y porque no, ser utilizados en todo lugar posible.


Globalización, periferia y Estado

Las periferias son inundadas por el fenómeno de la globalización. Lo marginal y lo periférico intenta ser absorbido por la expansión de una idea de globalidad. Es interesante hacer un pequeño apunte en la relación que existe entre el Estado, la globalización y la periferia.
Es cierto que los procesos de globalización, han puesto a la noción de estado en debate. Aquellos procesos hegemónicos se imponen por sobre los estados mas débiles, y también sucede lo mismo en la relación de los estados con sus propias pluralidades, sus comunidades (estén reconocidas o no por el propio estado). .
Como marca Rita Segato , sucede algo en dos direcciones. Por un lado, la globalización impone modelos. Quienes dominen la circulación del contenido global, serán quienes impongan sus verdades y beneficios. Por otro lado, muchas comunidades son reconocidas (o están en proceso de reconocimiento) gracias a la idea de pluralismo que esta en danza. Segato descree de este último proceso, del “papel del estado como forjador de alteridades”.
Sumo una idea más. Creo que el contenido del concepto Estado, no contempla en sí la posibilidad de este reconocimiento.
Hobbes aparece en la literatura política como, tal vez, el teórico que le dio forma definitiva a esta idea. Dice Hobbes cuando define al estado: Una persona de cuyos actos, por muto acuerdo entre la multitud, cada componente de ésta se hace responsable, a fin de que dicha persona pueda utilizar los medios y la fuerza particular de cada uno como mejor le parezca, para lograr la paz y la seguridad de todos . Esta idea nace de que una multitud, o multitudes, no pueden ser regidas sino bajo un criterio único (lo raro, es que Hobbes dice que si eso fuera posible, el estado seria innecesario).
La supresión de las particularidades, el resumen de las individualidades bajo un único criterio, la unificación de los grupos, hacen que desde su origen, la noción de estado impida estos reconocimientos plurales. Probablemente para lograrlo habría que redefinir al estado (como mucho están haciendo), desde su contenido, su dinámica y su función
Si los estados no se ocupan de las periferias, estas tenderán a desaparecer o a ver cada vez mas desfavorecidos sus contenidos, sus posibilidades de supervivencia, su capacidad de creación y de desarrollo. Las periferias son el refugio de la heterogeneidad y la multiplicidad de contenidos.



Extrañeza y reconocimiento

La periferia como refugio de lo otro. La periferia como lugar de lo diferente. Muchas veces enfrentarnos a los distinto, a lo que nos es extraño, nos genera inseguridad, miedo. Queremos regresar al centro.
Lewis Carrol supo plantear de manera muy genial muchas de estas cuestiones, fundamentalmente en sus dos textos más importantes, donde Alicia es la protagonista.
Primero debemos señalar Alicia en ambos casos (Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo) sale de su mundo establecido y lógicamente estable, para introducirse en otro diferente. Sale del centro y se mueve hacia fuera.
Alicia se enfrenta a la alteridad en infinitas oportunidades. El encuentro es radicalizado, y las diferencias se agigantan. La complejidad para Alicia se presenta a la hora de tener experiencia de eso otro. “Alicia se incorporó de un salto, porque comprendió que nunca había visto un conejo con bolsillo de chaleco, ni con un reloj para sacar de él” .
Esta ausencia de categorías, de experiencias, de conceptos, hace que Alicia navegue en la novedad total. Algunas veces establece juicios de valor, pero en la mayoría de los casos, es incapaz de ello, porque la inestabilidad del medio la deja perpleja.
Parte de esa inestabilidad ocurre, porque lo que Alicia comúnmente experimenta, es quebrantado por sucesos extraños. Orugas que fuman, ratones que la guían por grandes lagos, grifos, falsas tortugas: “Bueno – pensó Alicia – He visto frecuentemente gatos sin sonrisa, pero una sonrisa sin gato…Es lo más extraño que vi en mi vida!!!
Su sentido común se ve afectado. Sus categorías y sus conceptos son inútiles para apresar una realidad diferente (radicalizada en la obra) que además es demasiado compleja y cambiante, como para establecer algún tipo de orden. Ahora bien, la riqueza de Alicia consiste en eso, en el ataque a esas categorías comunes. Esa desarticulación de lo común, es la belleza del mundo maravilloso de Alicia. Aunque para Alicia suene dramático, porque ella está desorientada, perdida: “Dios mío, dios mío, que extraño es todo hoy…Y ayer sucedía todo como siempre”.
La puesta en escena sirve también, para mostrarnos muchos de los rasgos que sin ese tratamiento, quedarían ocultos a nuestra visión contaminada de costumbre y de automatismo. La dificultad de reconocimiento viene acompañada en Alicia de una dificultad para comprenderse, de identificarse: “¿Quién eres tu?, preguntó la oruga – Yo…yo no lo sé señor, por lo menos en este momento – respondió Alicia. Por lo menos se quién era yo cuando me levante esta mañana, pero me parece que he cambiado varias veces desde entonces”. La extrañeza del lugar, la falta de similaridad, la ausencia de pertenencia. La oruga, que vuelve a preguntar: — ¿TÚ, quien eres tú?
Lo que la pregunta busca es, quien eres ahora, ya, en este instante. Si bien podemos entender y dar una explicación de porqué la identidad se construye bajo esas ideas (unidad, memoria, regularidad, hábito) es muy interesante tratar de pensar lo contrario: una identidad basada en la multiplicidad, el olvido, la irregularidad, la sorpresa. En cierta medida, ese es el intento del autor.
Semejante panorama es que el obliga a Alicia a decir: “Es verdaderamente terrible la forma en que estas criaturas razonan. Suficiente para volverla a una loca” .
En el texto de Carroll pueden verse muchos de estos sucesos. No solamente fenómenos que aparecen como mágicos, sino fenómenos de la vida diaria, prácticas humanas comunes (como la merienda, el juego, la crianza. Estos ejemplos no son inocentes según creo, todos involucran prácticas sociales o conductas compartidas). Alicia forma parte de esa tensión, entre nuestras categorías y categorías extrañas, en el encuentro de mundos disímiles.
No parece casual que Alicia tenga 9 años. Más bien parece un requisito indispensable. Una edad donde estamos construyendo nuestras cotidianidades, donde será más fácil aprehender fenómenos y experiencias nuevas, sin el bagaje cultural, sin prejuicios, sin conceptos herméticos.


Cuidar la periferia

Pensemos ahora a la periferia nuevamente.
Cuidar lo periférico significa proteger ese lugar donde pertenecemos, desde el cual hacemos y pensamos cosas. Proteger la ecología de ideas, la multiplicidad de voces y defender un espacio que podemos reinventar y rehacer todo el tiempo. Un lugar que por sus características permite también cierta libertad y salvajismo rico para la creatividad y la exploración.
Crear categorías para pensar desde la periferia, para la periferia. Expandir lo periférico. Conceptos periféricos que no invadan lo propio, sino que lo potencien, que nos permitan una categorización mas valiosa y fructífera. Cuidar a la periferia de la globalización significa proteger la heterogeneidad, la diversidad. Resistir al abandono es defender un espacio propio.
Sentirnos cercanos a la periferia, a gusto, es empezar a reconocernos. Estar y navegar en la periferia sin prejuicios céntricos. Convivir con nuestras prácticas desde la periferia y no juzgarlas desde categorías que no les son propias, o que al menos son demasiado poco plásticas para encajar con nuestras maneras de hacer y pensar.




Mauricio Candussi
mcandussi@yahoo.com.ar
2009